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¿Por qué son fieles los perros?

Humanos y perros de cacería en África del Norte.
Humanos y perros de cacería en África del Norte.

     Permítanme algunos comentarios sobre los perros. No los maridos infieles, sino los otros. Animales de cuatro patas, que dicen guau-guau. Tengo noticias buenas y malas para quienes aman a estos excelentes amigos. Un poquito desde la óptica de la Biología Evolutiva. Primero las malas. El perro no piensa como tú, ni tiene la capacidad de reconocer cuando un transehúnte es moralmente aceptable o no. El perro no te ama tan solo por lo que eres. Y además, noticia buena, el perro tampoco es tu esclavo.

 

Un lobo domesticado

    Los perros son lobos ligeramente modificados. Animales cazadores y sociales. Esto de sociales, en Biología, significa que tienen jerarquías, igual que nosotros. Son cazadores, igual que nosotros, tienen su "casa", "cueva" o "cubil" igual que nosotros, y controlan territorios más o menos amplios en torno a esas "viviendas". En esos territorios hay recursos, y la seguridad del dominio del territorio es a la vez la seguridad del control sobre dichos recursos. O sea seguridad alimentaria, del agua, de sitios de descanso... Al igual que nosotros.

 

     Cuando los humanos tomaron a esos descendientes de los lobos y los sacaron de su sociedad "perruna" los introdujeron en otra sociedad "humana" muy poco diferente a aquella de donde provienen los perros. Cuando el perro defiende tu casa, está defendiendo la suya. Cuando te defiende a tí, es porque tú le suministras recursos, por ejemplo, en forma de alimento, agua y refugio.

 

Así cualquiera es fiel

     La fidelidad del perro viene de allí. Digo, yo he tenido la dicha de tener mujeres bellas que me cobijaron en sus hogares, que me ayudaron a que pudiera hacer mi trabajo, que me alejaron del hambre y la sed. Así cualquier perro es fiel.

 

     Por cierto chicas, dice mi media-naranja que les agradece infinitamente el que hayan evitado que mis infidelidades pasasen de lo imaginario. A mí me dice que probablemente vaya a darme un palo.... en la cabeza!!

 

     Si quieres saber más sobre este tema de los perros puedes visitar el blog de Feredico Werner, quien nos habla de los perros en el arte rupestre: http://www.perrosenaccion.com/?q=node/202

 

Edgardo I. Garrido-Pérez

Panamá, 02 de mayo de 2013.

 

¿Cómo saber si una información científica es confiable para el público?

Ciencia y responsabilidad periodística 

        A fines de Enero de 2013 leí en internet un anuncio que decía que el ministerio de salud de un país latinoamericano ofrecía vacunas gratis contra los cánceres de colon, hígado y senos, todas desarrolladas por un prestigioso científico de dicho país. Personas de mi familia han padecido estos males así que me apresuré a ver si la información era cierta. Me dió rabia percatarme de que era un fraude, que el científico nunca había publicado algo así, y que su nombre, al igual que los sentimientos de millones de enfermos, estaban siendo manipulados por un supuesto periodismo “científico”. La ciencia ya tiene demasiados problemas tratando de filtrar fraudes en su seno como para, encima de eso, tener que lidiar con un periodismo irresponsable. Escribo esto para tratar de contrarrestar tales manipulaciones explicando a los lectores cómo pueden ellos mismos tratar de averiguar la credibilidad de alguna información 'científica' que vean en internet, libros, revistas, periódicos o cualquier otro medio.

 

     Existen varios tipos de literatura científica que van desde los libros de texto, pasando por los artículos originales con experimentos hechos por especialistas, hasta los documentos de divulgación para el público en general. Aquí me concentraré en estos dos últimos por ser los que mejor pueden ayudarte a detectar si alguien trata de manipularte con temas de salud pública.

 

Los artículos originales especializados

     Ningún científico serio va inmediatamente a los periódicos, la radio, facebook o cualquier medio similar cuando descubre algo; mucho menos si se trata de temas tan sensibles como la salud de las personas. Porque antes de tratar de convencer al público hay que atravesar muchos filtros para tratar de convencer a otros científicos. Primero tenemos que discutir con colegas del mismo instituto y amigos de otros institutos. Luego hay que escribir minuciosamente qué pregunta deseábamos responder con nuestro estudio o qué enfermedad uno trata de curar, dando lujo de detalles sobre los experimentos que se hicieron para ello. Si alguien descubre una sustancia que curó el cáncer en ratones de laboratorio, escribe en su manuscrito que trabajó con ratones de laboratorio, no con seres humanos. Es más, tiene que indicar detalles como cuántos ratones usó para el experimento, de dónde los obtuvo, cómo se aseguró de que no fuesen ratones genéticamente inmunes o resistentes al cáncer, y qué porcentaje de los ratones tratados con el medicamento experimental se curaron y cuántos no. Todo eso se anota en manuscritos usando, generalmente, un lenguaje especializado que, aunque no lo manejan quienes no sean biomédicos, facilita la comunicación entre colegas. Estos manuscritos son enviados a revistas especializadas, como The Lancet, Science, o -en América Latina, la Revista Mexicana de Medicina, Interciencia y otras.

 

Los árbitros y dónde buscar documentos especializados 

     Los editores de esas revistas envían el manuscrito a los llamados “árbitros”, que son expertos en el campo de conocimientos en que el autor del manuscrito trabaja. La tarea de los árbitros es mirar detalladamente qué tan plausible es todo lo que se escribió. Y, sobre todo, garantizar que todo el procedimiento usado en el experimento sea repetible por cualquier otro científico que lo quiera realizar. Esto otorga la oportunidad de detectar si hubo fraude, o simplemente alguna equivocación o algo que mejorar, ayudando a la ciencia en su proceso de autocorrección y crítica. Luego de pasar el arbitraje y muchos otros filtros, tales como el buen uso del idioma, el manuscrito es aprobado por la revista. Esta lo publica y, luego de eso, el artículo es leído y criticado por un número más amplio de científicos, posibilitando incluso que se escriban otros artículos en su contra. Cuando se trata de temas de salud pública, este carácter estricto es muy importante pues hay que respetar la vida humana!

 

     Pues bien, ayer cuando leí el 'artículo' en internet que indicaba que el ministerio de salud de un país estaba vacunando gratis al pueblo contra los cánceres de colon, hígado y senos, lo primero que hice fue buscar en las revistas arbitradas. No encontré nada. Busqué también usando el nombre del científico a quien se atribuía el descubrimiento, que además trabaja para el ministerio de salud, y tampoco encontré nada de eso. Sólamente encontré publicaciones de él, en revistas arbitradas de renombre, sobre otros temas. Lo poco que esos artículos hablaban de cáncer no tenía nada que ver con los cánceres mencionados, y explicaba muy claramente con qué animales se experimentaba, alertando, como suelen hacerlo los científicos, cuando más ensayos son necesarios para ver qué ocurre con el cáncer en los humanos. Usted puede buscar artículos en revistas arbitradas usando el google académico o google Scholar. También puede buscar en JSTOR. En América Latina muchas revistas arbitradas aparecen en SCIELO, un buscador que también ayuda mucho y suele tener información en español y portugués.

 

Los documentos de divulgación

     Los científicos generalmente usan palabras especializadas que no aparecen en los diccionarios comunes. Además, la objetividad de la redacción especializada obliga a quitar metáforas, anécdotas y tantas otras fuentes de belleza y amenidad cuya eliminación puede aburrir a mucha gente. Por eso, en un esfuerzo por expandir todavía más el alcance de la información científica, existen las revistas de divulgación como National Geographic o Muy interesante, las columnas y páginas de ciencia en los periódicos, las cápsulas en los noticieros de radio y televisión, el Discovery Channel, y también muchas páginas web, blogs, y hasta anuncios en tweeter y facebook emitidos por científicos y divulgadores de las ciencias. Sin estos esfuerzos no es fácil enamorar a los niños y jóvenes para que vayan a estudiar una carrera científica, ni entretener a quienes, sin ser científicos, aman la ciencia y la tecnología. Los documentos de divulgación además son buenos para compartir con el pueblo información sobre cuáles enfermedades están siendo cada vez mejor curadas, dónde, por quién y bajo qué condiciones. Pero cuidado: el papel aguanta todo e internet aún más, así que también allí hay maldad.

 

Cómo vacunarnos contra el periodismo anticientífico

     He aquí algunos consejos para tratar de detectar si lo que se publica en un documento de divulgación puede considerarse serio o si hay indicios de fraude.

 

Fíjese si el documento de divulgación indica no sólo el descubrimiento, sino también el nombre del descubridor. Los buenos periodistas sazonan la noticia con detalles y anécdotas sobre cómo se hizo el descubrimiento y quién ayudó: Según nos explicó en entrevista telefónica, Fulano de Tal, de la Universidad Equis, había invertido largas noches examinando si la sustancia tal curaba el cáncer en cien ratas de laboratorio. Cuando ya había perdido las esperanzas su estudiante Mengano le indicó que había olvidado en el desván el frasco con la sustancia y que a las ratas sólo se les había inyectado agua. Repitieron el experimento y compararon a las ratas con sólo agua (antes) con los efectos de la sustancia (después). Obtuvieron resultados muy alentadores. Si no hay al menos varios detalles como estos, hay que sospechar que hay periodismo deficiente o malintencionado.

 

     Pero hay más. Busque si el documento dice en qué revista especializada se publicó la información: Los resultados fueron tan contundentes que la revista “X-Y-Z-contra el cáncer” los publicó como su artículo principal en el número tal, de la semana tal, del año en curso. Si un periodista dice eso le está dando a usted la oportunidad de buscar la información usando, por ejemplo, el google académico. Es más, le permite a usted acudir al google “normal”, escribir el nombre de la revista, mirar en la hoja web los nombres y hasta rastrear los números de teléfono de los editores, lo cual brinda la oportunidad de tratar de averiguar si hay mentiras.

 

      La ciencia la hacen seres humanos imperfectos, pero se perfecciona gracias al escepticismo de los investigadores. Sin lo antedicho no existirían ya las curas de muchas enfermedades. No es malo que los aficionados a la ciencia seamos escépticos también: así evitamos que nos echen cuentos y compartimos con nuestros amigos solamente buenas noticias. Por eso les atorizo a usar este texto y compartirlo con quien consideren apropiado; nomás citen la fuente.

 

Edgardo I. Garrido-Pérez

Goettingen, Alemania, 31 de Enero de 2013.